sábado, 26 de mayo de 2012

La lectura siempre nos acompaña

Para seguir impulsando la lectura, compartimos este vídeo. Las imágenes parecen hacer alusión a nuestra linea de tiempo como lectores, apasionados lectores. Mejor véanlo y disfrútenlo. 
Como bien dice Fernando Savater:  "Mi agradecimiento a Borges por la forma en que me enseñó a leer. El decía que gracias a los libros tenemos recuerdos que no hemos vivido". 
El autor de "Etica para Amador" también nos dice que "la adicción a la lectura modifica nuestra vida y ésta debe empezar en nuestra infancia, porque los primeros sabores de la juventud son definitivos en la vida".

lunes, 7 de mayo de 2012

El sexo de los ángeles


Una de las más lamentables carencias de información que han padecido los hombres y mujeres de todas las épocas, se relaciona con el sexo de los ángeles. El dato, nunca confirmado, de que los ángeles no hacen el amor, quizá signifique que no lo hacen de la misma manera que los mortales.
Otra versión, tampoco confirmada pero más verosímil, sugiere que si bien los ángeles no hacen el amor con sus cuerpos (por la mera razón de que carecen de los mismos) lo celebran en cambio con palabras, vale decir con las adecuadas.
Así, cada vez que Angel y Angela se encuentran en el cruce de dos transparencias, empiezan por mirarse, seducirse y tentarse mediante el intercambio de miradas que, por supuesto, son angelicales.
Y si Angel, para abrir el fuego, dice: "Semilla", Angela, para atizarlo, responde: "Surco". El dice: "Alud" y ella, tiernamente: "Abismo".
Las palabras se cruzan, vertiginosas como meteoritos o acariciantes como copos.
Angel dice: "Madero". Y Angela: "Caverna".
Aletean por ahí un Angel de la Guarda, misógino y silente, y un Angel de la Muerte, viudo y tenebroso. Pero el par amatorio no se interrumpe, sigue silabeando su amor.
El dice: "Manantial". Y ella: "Cuenca".
Las sílabas se impregnan de rocío y, aquí y allá, entre cristales de nieve, circulan el aire y su expectativa.
Angel dice: "Estoque", y Angela, radiante: "Herida". El dice: "Tañido", y ella: "Rebato".
Y en el preciso instante del orgasmo ultraterreno, los cirros y los cúmulos, los estratos y nimbos, se estremecen, tremolan, estallan, y el amor de los ángeles llueve copiosamente sobre el mundo. 

Mario Benedetti
Despistes y franquezas (1989)