viernes, 3 de agosto de 2012

Bradbury, los libros y las bibliotecas


El suplemento cultural Laberinto, en homenaje al gran autor de Fahrenheit 451, Ray Bradbury (1920-2012), publica la traducción de una entrevista en la que el escritor narra su encuentro y absoluta pasión por los libros, por la vida. Comparto la entrevista:

Debes tener curiosidad en saber cómo fue que me enamoré de los libros. Recuerda esto: el amor es el centro de tu vida. Las cosas que haces, deben ser cosas que amas. Y las cosas que amas, deben ser las cosas que haces. Eso lo aprendes de los libros. Aprendí a leer cuando tenía tres años. Me encantaban las tiras cómicas, los dibujos animados los domingos. Tuve un libro de cuentos cuando tenía cinco años y me enamoró leer todas esas historias maravillosas como La bella y la bestia, Juanito y los frijoles mágicos. Y así empecé con la imaginación. Cuando tenía tres años vi mi primera película y me enamoré de las imágenes en movimiento: El jorobado de Notre Dame; anhelaba crecer para ser un jorobado. A los cinco vi El fantasma de la ópera con Lon Chaney; quedé embobado. Vi una película de dinosaurios y los dinosaurios llenaron mi vida. Y entonces, a la edad de seis años comencé a leer sobre los dinosaurios.

Si llegué a trabajar en Moby Dick [Bradbury escribió el guión de la película que se filmó en 1953] fue porque me había enamorado de los dinosaurios cuando tenía seis años. Puedes ver cómo funcionan las cosas, cómo algo que comienza cuando tienes tres o seis o diez o doce años llega a convertirse en tus ficciones cuando tienes treinta.

Cuando tenía seis años viajé con mi familia desde Illinois a Tucson, Arizona. Cada vez que parábamos en un hotel de ruta a descansar, yo corría a la biblioteca acompañado por las hojas de octubre silbando conmigo. Esperaba encontrar El maravilloso mago de Oz de Frank Baum, y Tarzán de Edgar Rice Burroughs, o cualquier libro que hablara de magia. Abría la puerta de la biblioteca, miraba alrededor, y toda esa gente estaba ahí esperándome. Las librerías son personas, no libros. Cada vez que abres un libro, la persona salta afuera y se convierte en ti. Miras a Charles Dickens y tú eres Charles Dickens, y él eres tú. Así que vas a la biblioteca y sacas un libro del estante y lo abres, ¿y qué estás buscando? Un espejo. De improviso hay un espejo ahí y puedes verte a ti mismo, pero tu nombre es ahora Charles Dickens. Eso es una biblioteca. Si el libro es de Shakespeare te conviertes en William Shakespeare, o te conviertes en Emily Dickinson o en Robert Frost o en cualquiera de los grandes poetas. Así que encuentras al autor que pueda guiarte en la oscuridad. Shakespeare comenzó conmigo, con Hamlet y Ricardo III. Y Emily Dickinson me condujo después, y Edgar Allen Poe dijo: “Por aquí, aquí está la luz”. Así es que vas a la biblioteca y te descubres a ti mismo.

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Mi mayor influencia es John Steinbeck. Leí Las uvas de la ira cuando tenía 19 años. Cuando escribí Crónicas marcianas necesitaba una estructura. No me di cuenta que había recurrido a Las uvas de la ira; Crónicas marcianas es completamente la estructura de Las uvas de la ira. De noche, solo, cuando tenía doce y miraba al planeta Marte yo pedía: “Llévenme a casa”. Y el planeta Marte me llevó a casa y nunca regresé. Lo importante es que cuando salí de la escuela no teníamos dinero. Yo no podía ir a la Universidad y lo mejor que ocurrió fue que acudí a la biblioteca. La biblioteca educa. Los profesores inspiran, pero la biblioteca te satisface.

Tuve un trabajo vendiendo periódicos en una esquina y hacía diez dólares a la semana, y cada mañana me levantaba y escribía historias, y en las tardes me iba a la biblioteca. A los 19 pude expresarme acerca de mis pasiones en la vida y las puse en mis libros. Y ese es el secreto de mi vida. Gracias a Dios seguí mi camino y no el camino que la gente me dijo. Son tus ideas las que cuentan, y una biblioteca puede ayudarte con tus ideas, porque están todos esos grandes maestros, esos escritores te están enseñando cuando te sientas en medio de la biblioteca y los dejas irradiarte. ¿Es así, o no? Tienes que ir a la biblioteca para educarte. La biblioteca es la respuesta.

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Los libros son inteligentes, brillantes y sabios. El libro más importante de mi vida es Un cuento de Navidad de Charles Dickens, porque es todo sobre la vida y sobre la muerte. Es una combinación. Lees ese libro y sales cambiado, junto con Ebenezer Scrooge. Lo que haya de Scrooge en ti es derrotado, desaparece; así es un gran libro. A los 30 años escribí El árbol de las brujas, de alguna manera mi versión de Un cuento de Navidad.

Aquí tengo un libro de Scott Fitzgerald, Suave es la noche; tengo siete copias. He estado en París veinte veces. Cada vez que voy llevo este libro y comienzo en la torre Eiffel y camino por París desde que amanece hasta el anochecer. Paro en restaurantes y leo otro capítulo, y al terminar el día ya lo he leído entero. Leer debe ser una experiencia total. Puedes leer mientras caminas y te sientas en los restaurantes y lees el siguiente capítulo, y te enamoras más.

Yo encontré a mi amor en una librería, no en una biblioteca, pero una librería es también una biblioteca. Encontré a una bella chica que esperó por mí, y la invité a un café y a comer y me enamoré de ella y de los libros que la rodeaban. Y ella tomó votos de pobreza un año después y se casó conmigo, porque mis ingresos eran nada. Era una chica rica, y dejó todo su dinero para volverse pobre como yo y vivir en Venice [California], sin teléfono ni coche. Pero vivimos con amor y libros, y escritura. Es la respuesta a la vida. Si puedes encontrar una persona para amar, que ame la vida tanto como tú, y ame los libros tanto como tú, agárralo o agárrala y cásense. Es muy bueno, ¿no? Ja, ja. ¡La vida es maravillosa!

Ray Bradbury

Fuente: Akantilado

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